Irene es una fotografa española residente en la Comunidad de Madrid. Está especializada en fotografía de paisaje y en documental. Es miembro de la Asociación F22 en su localidad, Tres Cantos, de la Real Sociedad Fotográfica en Madrid, y de la Royal Photographic Society.
Es graduada en Estudios Superiores en la escuela internacional de fotografía de Photoespaña PIC.A Alcobendas, y está completando un Master of Arts en fotografía en la Universidad de Brighton.
Su primer trabajo, Luces del Norte, fue finalista en los premios de Fotoperiodismo de Albarracín, y quedó primer clasificado en las Becas Nuevos Talentos en los Encuentros Fotográficos de Gijón en 2019, con dos exposiciones individuales, y una compartida. En Noviembre de 2021 lanzó su segundo proyecto, Imperfect, que se ha publicado en forma de libro, y expuesto en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid en 2021. En la actualidad, Irene está trabajando en su tercer proyecto, Foreign.
“Soy una fotógrafa de paisaje y documental. Me interesa el territorio, las vidas de los que lo habitan, y cómo lo conforman.
Sobre todo fotografío el cambio y la entropía. Me centro en aquellos que viven en situaciones de vulnerabilidad en el mundo rico, y en el proceso de cambio a un mundo post-industrial. Ambas cosas están intimamente relacionadas. Mucho de lo que fotografío hoy no existirá en unos años. Creo que en cierta medida hago arqueología.
La otra cosa que me mueve a fotografiar es la belleza. Hay algo que veo y no soy capaz de explicar cuando decido tomar una imagen, o afronto un retrato. Es una combinación de lo que representa, como símbolo, pero también de una belleza interna que muchas veces no es evidente”
En Septiembre de 2018 acudí a la gran exposición retrospectiva de Cánovas en el Museo ICO. Me impactó especialmente su serie de fotografías sobre la Ría de Bilbao.
Uno de los temas recurrentes de mi fotografía -una de mis pasiones- es el mar, los puertos y los barcos. Ver el trabajo de Cánovas me inspiró a intentar un proyecto amplio en lugar de fotografías aisladas. Decidí fotografiar el Musel en Gijón, la ría de Avilés -que conozco bien- y Santander, donde pasé todos los veranos de mi infancia. Al final, pensé que también tenía que añadir Bilbao, y he fotografiado la ría y el puerto.
El resultado es un trabajo que es mucho más paisaje y un viaje sentimental que un documental. No es sistemático ni exhaustivo.
Lo he realizado en las primeras horas de la noche. A esa hora va bajando la actividad y las cosas y los lugares recobran su esencia. Me interesa el aire mágico y misterioso que toman los paisajes y los objetos a medida que se van encendiendo las luces, la soledad y la fría luz del norte en invierno.
La actividad industrial que dio razón de ser a los puertos va desapareciendo. Al terminar el trabajo me he dado cuenta de que muchas de las cosas que he fotografiado no existirán dentro de 20 años. En cierta medida, Luces del Norte es un registro de huella humana, que muestra la transitoriedad, una encrucijada entre el pasado industrial y un futuro diferente.