Nace en Cartagena, otoño de 1954.
Doctor en Medicina, Especialista en Pediatría. Se inicia en la fotografía en la década de los ochenta de forma autodidacta, aunque es a partir del año 2007 cuando decide sacar a la luz su obra. Ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales y ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales. Sus obras están en numerosas colecciones privadas tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, así como en numerosos organismos e instituciones oficiales. Para consultar estos datos en su web: www.niguez.com.
Cuando le interrogamos sobre su fotografía, nos dice: “anhelo que mis imágenes sean una incógnita en su propia realidad”. No mira el mundo para documentarlo, sino que lo toma como punto de partida para reinventarlo. Su realidad atraviesa el espacio de sus emociones, intentando abrir las puertas a lejanos universos que no percibimos. Sus imágenes residen en la intuición de aquello que se esconde al otro lado de la cámara: esos espacios donde habita lo inexplicable, lo asombroso, el misterio. En donde lo real y lo imaginario se confunden.
El mar ha fascinado y atraído al ser humano desde que tenemos memoria. Su misterio nos atrapa en infinidad de preguntas sin respuesta. Emociones como: infinitud, serenidad, eterno cambio, acompañan nuestros pensamientos al contemplarlo. A la vez, su poder hipnótico ejerce una especial conexión con nuestro sistema nervioso que nos sumerge, en un silencio profundo repleto de sonidos insonoros, que nos acercan al subconsciente, haciendo aflorar un aluvión de sentimientos; ese mágico lugar donde el propio silencio sea el que nos hable desvelándonos sus misterios, abriéndonos a otra realidad a lo oculto.
La ausencia de sonidos es el silencio; pero no es un vacío de comunicación, sino que comunica algo que no se dice con palabras: es creador de una realidad enigmática, símbolo de lo inefable y lo inexpresable. Todo lo que existe son aspectos parciales de él y se genera en lo que no existe, en lo que no aparece. Es una mirada abierta a la metáfora, llena de contrastes y simbología.
MAR: SILENCIOS Y ENIGMAS, es una exposición que propone al espectador por un lado una reflexión sobre lo infinito o la relación de conceptos antagónicos como: espacio/tiempo, vacío/plenitud, imaginación/realidad, luz/oscuridad, presencia/ausencia, armonía/caos o lo inmaterial y, por otro le plantea un viaje a la búsqueda de los mundos oníricos y los enigmas que esconde el eterno mar: un atlas lírico de territorios íntimos perdidos en la nebulosa del tiempo y la memoria. Son espacios minimalistas, meditativos, en los que no todos los elementos son reconocibles, a los que nunca hemos ido, misteriosos e inquietantes, donde convive lo concreto con lo abstracto sugiriendo, un reino invisible de la mente; una representación plástica de nuestro yo más íntimo.
Para estos fines recurro al lenguaje visual más emotivo, literario y abstracto del blanco y negro. La falta de color, nos obliga a usar la imaginación, apelando a nuestra parte más emotiva, favoreciendo sin distracciones, la búsqueda de estos silencios y enigmas.