Ser Lobas es el resultado de un proceso poco común, el fruto de un encuentro. No es un proyecto colectivo, sino la suma de dos indagaciones iniciadas hace más de seis años: relatos irresueltos hasta que sus autoras dieron la una con la otra, en circunstancias muy adversas.
Elisa Miralles anduvo tras los pasos de un hombre lobo legendario hasta engullirlo en una suerte de rito dionisíaco: la celebración de su propia ferocidad como mujer en un universo elemental, hecho de agua, piel y fuego. Las fauces del lobo, al igual que los cráteres de los volcanes, simbolizan la entrada en el reino de las sombras. El lobo es un animal peligroso, infernal. La loba, sin embargo, asociada al mito fundacional romano, se vincula con la fecundidad en el mejor de los casos, con la depredación sexual en otros (lupa, en latín, prostituta). Pese a todo, Elisa se hizo loba.
Al mismo tiempo, en otro lugar, Lurdes R. Basolí se perdía –o se buscaba– en las experiencias, los hogares, las voces y los cuerpos de otras mujeres, formando una comunidad amazónica que transita entre el extrañamiento y la frontalidad de las miradas que gritan cuanto han callado. Las amigas y desconocidas que pueblan su proyecto son fragmentos de sí misma, reflejos adivinatorios que revelan tensiones invisibles, relatos latentes. Se trata de un autorretrato coral, en el que todas las mujeres se funden en una alienación compartida. Lurdes fue otra.
Ambas fotógrafas convergieron en 2020 frente a la inevitable pantalla. Compartieron vivencias, sincronicidades y procesos creativos en sesiones semanales por Zoom, retroalimentándose y apoyándose como autoras y como mujeres. Descubrieron que la fotografía no es documento, ni especulación, ni visión privilegiada, sino herida sangrante, grieta en erupción, espejo roto, unas cenizas de las que emerge un ser todavía informe, pero con poderes que se intuyen extraordinarios. Toda expresión artística parte de la necesidad de formular lo inefable: la vulnerabilidad, la soledad de las masas, el sufrimiento propio, ajeno o heredado, los extraños mecanismos que operan el mundo. Y necesita ser escuchada; el vínculo es su razón de ser. En esta propuesta, el dolor primigenio de ser mujer da a luz. No hay tierra más fértil que la de los volcanes.
(Granollers, 1981)
Licenciada en Comunicación Audiovisual, Lurdes R. Basolí es una fotógrafa de reconocido prestigio internacional. En 2010 gana el premio internacional Inge Morath, otorgado por la Agencia Magnum, dedicado a fotógrafas menores de 30 años, siendo la primera española en obtenerlo.
Su carrera comienza en 2005, cuando le otorgan la beca de Fotografía y Periodismo de Gijón. Desde entonces, se le han concedido diversas becas y premios entre las que destacan la beca FotoPres de Fundació La Caixa, el premio Ani Pixpalace de Visa Pour l’Image y el Joop Swart Masterclass de World Press Photo.
Su trabajo se ha expuesto en espacios de arte como Caixaforum, Espacio Fundación Telefónica, Palau Robert, Museu de Granollers, Fotohof Galerie y Landesgalerie Linz (Austria), Fotografie Forum Frankfurt (Alemania), Baku Museum of Modern Art (Azerbaijan), Thought Pyramid Art Center (Nigeria) o Nafasi Art Space (Tanzania) y también en festivales internacionales como PhotoEspaña (España), Photo Beijing (China), Noorderlicht Photofestival (Holanda) o Feria Iberoamericana de Arte (Venezuela).
Es artista residente en Roca Umbert Fàbrica de les Arts, donde actualmente expone su proyecto Blank.
En 2014 fue incluida en el Diccionario de Fotógrafos Españoles del siglo XIX al XXI. Durante PhotoEspaña 2016 expuso Danube Revisited: The Inge Morath Truck Project en Fundación Telefónica, proyecto que ha co-dirigido y que itinera por Europa.
(Madrid, 1978)
Licenciada en Ingeniería Química, Elisa Miralles es fotógrafa desde 2007, año en que finaliza el Máster internacional en EFTI y presenta su primer trabajo en el Festival de fotografía de Roma.
En seguida resulta becada por el World Press Photo, ASEF y el PCP para el proyecto Urban Youth en Manila, que congrega a jóvenes talentos de 22 países. Gana el primer premio FotoPres 2007 de Fundación La Caixa por su proyecto Recuerdos sin memoria, un duelo anticipado que describe el día a día de su abuela enferma de Alzheimer. Participa en la exposición colectiva Darkside en el Fotomuseum de Winterthur, junto a Antoine D’Agata y Sophie Calle, entre otros autores.
Participa en festivales como el Art Photography Show (San Diego, USA), el Festival de Lishui (Lishui, China), RayKo`s camera show (San Francisco, USA), PhotoIreland (Irlanda) o Goaphoto (Goa, India). Ha sido finalista en Unseen, Descubrimientos PHE, Voies off, Encontros da Imagem, Jaal Project y BIPA, entre otros.
Obtiene la Residencia artística de Granitti Murales en Sicilia, donde comienza a desarrollar su proyecto Loba, cuyo proceso expone durante su estancia en Sicilia.
Participa como autora en la publicación 50 Fotografías con historia de Signo Editores. Su libro WANNABE es publicado por La Fábrica, y expone este mismo proyecto en el Canal de Isabel II en PHotoEspaña, dentro de Un cierto panorama. Esta exposición itinera por diferentes países de Latinoamérica.